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Waterpolo a fondo: ‘Tan difíciles tiempos para Cuba’

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Iñaki Aguilar -portero del C.N. Terrasa y de la selección española- utiliza frecuentemente un hashtag (#piscinasdelmundo) donde fotografía la gran mayoría de las piscinas donde él juega. Creo que también se podría utilizar esta idea para el siguiente artículo pero, con una matiz, cubanos del mundo. Y es que a lo largo y ancho de este planeta podemos encontrar un cubano, en este caso en el ámbito del waterpolo. Yurismiel Horta, Isaias Fernández, Gerardo Rodriguez, Orlando Pez, Iván Pérez, Yuri y Pedro Biart, Amaurys Pérez o su hermano cubre boya -de quien tengo entendido que fue también un excepcional jugador- configuran algunos de los que han pasado por nuestras ligas o juegan a nivel europeo.

 Bajo este sugerente título, tan difíciles tiempos para Cuba, que me he permitido el lujo de parafrasear a un compañero de oficio -el historiador sevillano Sigfrido Vázquez Cienfuegos- analizaré algunos aspectos del auge y ocaso del waterpolo en Cuba, así como el devenir de muchos polistas cubanos que por una razón u otra abandonaron la isla y, con ellos, muchos amigos que hicieron gracias a un deporte al que le dedicaron largas horas en “aquellas piscinas de agua fría”.

En primer lugar creo conveniente analizar telegráficamente los orígenes de éste deporte en la mayor de las Antillas. Si bien es cierto que el polo acuático ya existía en la isla antes del 1 de enero de 1959 -aquel día Fidel Castro entraba en La Habana tras la derrota de Batista-, no es hasta después de la fecha señalada cuando verdaderamente este deporte comenzó a adquirir popularidad entre los cubanos. He de mencionar que el deporte fue en su momento una de las ‘joyas’ de la revolución cubana. Una herramienta que el régimen Castrista impulsó con tesón para toda la población pero, especialmente, para los más jóvenes.

En aquella Cuba de los años 60 comenzaron a salir a la palestra deportistas con mucha calidad. La proximidad ideológica con la U.R.S.S. y los países socialistas -la RDA entre ellos- hizo que Cuba pudiese competir con los grandes del polo acuático. Bajo la dirección del húngaro Karoly Laky a lo largo de la década de los sesenta y setenta, Cuba fue abriéndose paso en el circuito internacional. Quizá uno de los mayores exponentes de aquella época fue el portero Oscar Periche, ‘El pulpo del Caribe’. Nacido en Gibara (Holguín) en 1949, disputó cuatro olimpiadas y el mismo número de mundiales. Junto a él también destacó Osvaldo García, Ruben Junco, José de la Hoz, ‘Pancho’ Guerrero, Guillermo Martínez, Jorge Rizo, Carlos Sánchez, Eugenio Almeneiros, Daniel Rodríguez, Guillermo Cañete y Jesús Pérez -padre de Iván Pérez-.

 Pero si alguna vez hubo una Cuba fuerte en este deporte esa fue la selección de los años ochenta. Entrenados por Juan Almeneiro, la selección tuvo polistas de renombre como el mencionado Oscar Periche, Orlando Cowley, Bárbaro Diaz, Lazaro Costa, Pedro Rodriguez, Nelson Dominguez, Arturo Ramos, Carlos Benitez (Pirulo), Gerardo Rodriguez (el Baba), Oriel Domínguez, Antonio Fernández -padre de Isaías Fernández- entre otros.

Manel Silvestre -que por cierto realiza una labor encomiable para mantener viva la memoria histórica de este deporte gracias a su web del Cuervo- recordó en su particular ‘Salón de la Fama’ a un integrante de la selección cubana de los ochenta, Bárbaro Díaz. Manel describía aquella selección de la siguiente manera: “La Cuba de los 80 era capaz de todo, podía ir ganando a Rusia o Yugoslavia de 4 goles y seguían atacando con su sangre caliente hasta que perdían la ventaja que llevaban. Era su gran talón de Aquiles el ‘tiempo de partido’, no lo controlaban en absoluto y su ataque era constante y brutal sin tener en cuenta sus consecuencias. Si hubieran tenido otra mentalidad mas conservadora, os aseguro que hoy en día tendrían alguna que otra medalla en sus vitrinas.” El propio Karoly Laky les decía “ustedes están locos”. En los JJOO de Moscú (1980) Cuba quedó 5. Muchos de aquellos jugadores y generaciones posteriores, pasaron por la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE) fundada en 1977 ‘Mártires de Barbados’, cuna de grandes deportistas cubanos.

Durante la década de los noventa el waterpolo cubano mantuvo un buen nivel, especialmente en los primeros años con la meta de Barcelona 1992 en mente. Lázaro Fernández, Ivan Pérez… toda una generación de brillantes deportistas. Pero la realidad cubana se manifestó de la manera más cruda tras la desintegración de la Unión Soviética. Desde el Kremlin se enviaban constantemente víveres de todo tipo para el buen funcionamiento de Cuba. Sin la ayuda soviética, la isla se quedó sola. Lo que más tarde pasó a denominarse ‘década perdida’, comenzó en la isla y, ante esta situación, muchos deportistas decidieron marcharse de Cuba para buscarse una oportunidad mejor. El waterpolo fue uno de los deportes donde más fuga de talentos hubo entre los deportistas cubanos. El ‘premio’ te tocaba sí estabas casado con alguna mexicana o de algún otro país extranjero. Iván Pérez, Osvaldo García, Lázaro Fernández, Juan Carlos Hernández (Popi), Carlos Fernández (el Dengue)… un sin fin de extraordinarios deportistas que abandonaron la isla para no volver jamás. Junto a sus maletas -si es que la llevaban- también les acompañaron muchos recuerdos y amigos que habían ido cosechando a lo largo de los años gracias a este deporte.

Actualmente el waterpolo en Cuba comienza a recuperarse paulatinamente. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer para lograr acercarse a aquella generación de cubanos que en los setenta y ochenta obtuvieron un gran reconocimiento internacional. Creo que el 21-1 que los serbios endosaron al conjunto cubano en Montreal 2005 habla por sí sólo. En una entrevista que realizaron a Oscar Periche, éste argumentaba que hoy en día el waterpolo cubano necesita jugar muchos partidos, “tienen que rodar” decía. Pero no es fácil competir y viajar cuando los recursos son escasos en la isla y el comportamiento de los gobernantes -a pesar de la ligerísima apertura- sigue enrocado en viejas posiciones.

Lo más curioso de todo es que mientras investigaba para este artículo di con un texto escrito desde Miami en el que mencionaban los muchos polistas que emigraron y, me llamó la atención la cantidad de comentarios que despertó el artículo. La gran mayoría estaban escritos por los propios protagonistas del artículo o gente que había jugado al waterpolo hasta juveniles, incluso sus hijos. Todos marcharon de la isla y no pudieron volver a contactar con sus amigos durante muchos años. Uno de ellos es Vladimir Ulloa quien en 1987 se marchó de la isla para cursar estudios universitarios en Ucrania. Javier García (javico), Lázaro Acosta, Rusbert Drake Fernández (el Dreke), Noel Jimenez (el Billy)… Desde Venezuela, México, Estados Unidos de América, Italia, Suecia, Rusia, España, Puerto Rico… los comentarios llegaron de todas las partes del mundo. Eran parte de esa diáspora cubana que se cuenta por millares y que no dudaron en escribir para registrar sus recuerdos. “Soy Luis Barrios Subire mi email es el siguiente (… ) escríbanme (…) recuerdos a todos los polistas”.

 Muchos residen en Miami, a la espera de poder volver un día a su querida y cálida isla. Mientras tanto, se reúnen anualmente todos los polistas cubanos de Miami para recordar viejas historias. Ojalá un día todos puedan volver a la tierra que un día los vio crecer como deportistas y personas. Ojalá Cuba vuelva a ocupar el trono que se merece en este deporte. Ojalá que Rio 2016 sea para todas las repúblicas hermanas un punto de inflexión en su manera de mirar y tratar al deporte en sus respectivas patrias.

 xXx


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